Salmos 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
Según aprendimos en el anterior reto, no podemos dejar en manos de cualquiera nuestro matrimonio, nuestra relación… por tanto, se hace necesario que consultemos permanentemente ese «libro» que nos puede ayudar a tener, cada día, una mejor relación con nuestro cónyuge.
Quiero que pienses por un momento en que cuándo compras algo nuevo generalmente consultas las instrucciones o buscas el manual para saber cómo operar ese artículo o electrodoméstico; así mismo es el matrimonio, en el cual también deberías consultar la guía de instrucciones apropiadas para saber qué hacer en tu relación, conocer cómo actuar frente a situaciones de riesgo y de ese modo evitar que tu matrimonio sufra «desperfectos».
2 Timoteo 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 2 Timoteo 3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Ese «libro» propuesto al inicio de este reto, es la palabra de Dios, la Biblia, que puede hacer de cada cónyuge en la relación un ser perfecto, siempre preparado para toda buena obra; tu deber está centrado, sí o sí, en buscar la ayuda de Dios, en el amor expresado en su palabra y comprobar lo que Él espera de cada uno de nosotros; si no lo hacemos, estamos condenados al fracaso en nuestra vida matrimonial, pues estaremos, fácilmente, sacando a Dios de nuestros hogares.
Crea el hábito de leer la palabra de Dios. Si todavía no estás acostumbrado, es hora de comenzar a leer una porción de la Biblia todos los días. Lo ideal sería que leyeran juntos como esposos… quizá por la mañana o antes de irse a dormir. Sé como el autor del Salmo 119 quien con toda confianza dice: «Con todo mi corazón te he buscado […] En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti» (Salmo 119:10-11). Los que tienen una rutina constante de lectura de la Biblia, pronto descubren que sus páginas son «deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal» (Salmo 19:10).
Busca la ayuda de otros. Puedes tener la creencia que la Biblia es demasiado profunda y por lo tanto significar un verdadero desafío para tu comprensión y necesites de quién te explique lo que no entiendas. Ahí es donde se evidencia la importancia de formar parte de una iglesia en donde la Palabra se enseñe y se predique con fidelidad. Al escuchar y entender la explicación de los sermones y las clases de estudio bíblico, obtendrás una visión más amplia y equilibrada de lo que Dios dice a través de su Palabra.
Como beneficio adicional, podrás unirte a otros que están en el mismo recorrido que tú, con el deseo de alimentarse con las verdades de las Escrituras. «Persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido» (2 Timoteo 3:14)
Toma hoy el compromiso de leer la biblia todos los días. Consigue un libro de meditaciones o algún otro recurso que te sirva como orientación. Si tu cónyuge está dispuesto, pregúntale si quiere comprometerse a leer la Biblia contigo a diario. Comienza a doblegar cada área de tu vida, a la guía de la palabra de Dios y a construir sobre la roca.
Un servidor en Cristo; L. Felipe Torres M.
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