Por Luis Felipe Torres M. 2025©
Pro 5:12-13 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; 13No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Introducción
Hace algunos años tuve la oportunidad de compartir con una joven que llego a nuestra congregación. Esta joven, hermana en la fe, llego con un corazón lastimado.
Como a una hija la acogí, le brindé mi consejo y mi compañía, y junto a mi esposa e hijos buscamos que se sintiera en familia; literalmente abrí mi hogar y poso con nosotros por varios momentos. Y junto a nosotros, al final, pudo dar pequeños pasos hacia su proceso de restauración emocional, y espiritual.
Sin embargo, nunca creí que las cosas cambiarían cuando tuve la necesidad de confrontarla con la verdad y darle consejos, que posiblemente para ella, en su situación actual, no estaría de acuerdo; y en poco tiempo, la relación se fracturo. Ahora creo lo que el Apóstol Pablo dijo en algún momento: Gál 4:16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?
El mal consejo
Creo que muchos sienten que pueden dar un consejo. Pero hay una gran diferencia entre dar un buen consejo y un mal consejo. De la situación anterior aprendí que por mucho que una persona nos ame, esta puede darnos un mal consejo. Así es, ese mal consejo puede llegar incluso a destruir una relación armoniosa con Dios.
¿Qué creen ustedes que sucedió luego? Bueno, esta joven hermana al oír el consejo de otra persona más, donde le decía que no debía seguir el consejo de sus ancianos, gusto más de ese consejo. Y se cumplió lo que dijo el Señor: Mat 7:16-20 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20Así que, por sus frutos los conoceréis. Mostró con su vida lo que un mal consejo puede hacer. Ahora esta joven hermana ya no se congrega con la misma pasión que lo hacía antes, ya no escucha y participa activamente en las cosas de la iglesia y empezó a mostrar matices de rebeldía y enojo contra los hermanos que sirven en la iglesia del Señor. Así que “por los frutos conoceremos si el consejo fue bueno o malo” – la insatisfacción que puede producir una verdad puede llevar a una persona a oír un mal consejo, y a apartarse de Dios.
Así que discierna muy bien lo que alguien desea aconsejarle y pregúntese ¿Ese consejo lo daría el Señor Jesús?
Como pastor puedo decir que sufrí a raíz de esto, que comprendí que podemos hoy ser los héroes de algunos hermanos y hermanas en la iglesia del Señor, pero mañana ser sus peores enemigos por “decirles la verdad”. Tuve que trabajar conmigo y entender que, por mucho que amemos y enseñemos el consejo de Dios adecuadamente, no todos comprenderán la intención detrás de cada consejo. Así que, como pastor de una iglesia no te frustres, ni pienses en dejar tu servicio en la iglesia; recuerda que a Jesús lo dejaron muchos en el camino:
Jua 6:66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
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