Irritación: Enfado muy grande. «el ruido es una de las cosas que me produce más irritación».
Un gran porcentaje parejas, por no decir el 99,9% de ellas, viven irritados al menos una vez por semana; la grosería es algo que mengua un hogar, la irritación es parte de ese cóctel de situaciones que van destruyendo poco a poco la estabilidad emocional de la familia.
Podemos decir que es producto del constante daño del uno para con el otro, y finalmente se estalla en irritación.
El significado dado al término irritación lleva consigo un ejemplo: el ruido continuo es molesto. Las ofensas continuas en el hogar son molestas, terminan provocando en el matrimonio irritación exagerada, enfados grandes que dejan huellas casi irreparables, pérdida de confianza y respeto entre ambos, lo cual, al final del ejercicio, se traduce en pérdida de amor.
Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa.
Hechos 24:10 RVR1960
Pensemos por un momento en la situación de Pablo. Él pudo estar altamente irritado por causa de la persecución y acusación sin sentido de los judíos, y más del gobernador, pero su respuesta siempre fue con «buen ánimo».
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Gálatas 5:25-26 RVR1960
Dios nos aconseja que debemos vivir con nuestros cónyuges andando en el espíritu, procurando el bien, procurando el bienestar emocional; no deberíamos ser precursores de la irritación de nuestro cónyuge, evitar llevarla o llevarlo a una situación que no pueda controlar, y termine dañándonos a nosotros mismos.
El reto de hoy es realizar una lista con las cosas que puede irritarnos; hablar con nuestros cónyuges para que nos hagan saber la de ellos, y menguar en estos comportamientos que pueden estimular irritación en ellos.
Bendiciones, su amigo en Cristo, L. Felipe Torres M.
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