Cuando nos conocimos con nuestros cónyuges, fuimos atraídos por cosas especiales que poseían. Recordamos detalles como cuán hermosos ojos tiene, su sonrisa, su diligencia para trabajar, su bondad, su carisma, etc.; muchas cosas que hicieron que nos sintiéramos en esos momentos muy atraídos.
Pasados algunos años, empezamos a notar en nuestros cónyuges aspectos que no vimos cuando éramos novios. Vemos en ellos malas palabras, detalles hirientes e irritables, cosas que si las hubiésemos notado en el principio, de seguro, no estaríamos con ellos.
Lamentablemente la mayoría de cónyuges pasan más tiempo observando las cosas negativas de sus parejas que sus virtudes o fortalezas que conquistaron nuestro corazón en las buenas épocas; de hecho, prestamos más atención a estas cosas negativas para tenerlas como armas para atacar, que en las cosas positivas como herramientas para evitar la frustración y el sosiego en la relación.
Quiero decirte que entre más piensas en estas cosas negativas, más llevas a tu relación al fracaso, incluso, al divorcio mismo, y puedes pensar que a pesar de todo lo bonito del pasado, estas cosas han aflorado, han retoñado y han dado raíces de amargura; por eso, depende de cada uno qué pensamientos habitan más en tu cabeza: los buenos detalles y cualidades o las malas experiencias y actitudes negativas.
El verdadero amor de Dios cree lo mejor, cree en las personas, en las oportunidades de cambio, cree que todo es posible.
(1 Corintios 13:7) Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El reto de hoy consiste en que escribas en una hoja de papel cualidades positivas de tu cónyuge; luego haces lo mismo escribiendo los aspectos negativos de él. Escoge una cualidad o aspecto positivo de tu cónyuge y felicítalo por darte la oportunidad de disfrutar de este aspecto.
Guarda la hoja, la usaremos en otros retos.
Su servidor en Cristo; L. Felipe Torres M.
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