(Génesis 4:9) Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Dice en Hebreos 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
En las congregaciones, en ocasiones, se falla al no tener presente donde están sus miembros; de hecho, hay quejas de hermanos que se sienten abandonados, discriminados y olvidados, e incluso porque cuando asisten pasan desapercibidos.
PREGÚNTATE: ¿DÓNDE ESTÁ MI HERMANO?
Somos responsables los unos de los otros, (Santiago 5:16) Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Estimularnos y exhortarnos cuando dejamos de asistir a las reuniones, no solo es responsabilidad del que deja de asistir, sino que, también lo es del que no se preocupa por aquel que no asiste. (Hebreos 10:25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
¿SOY YO ACASO GUARDA DE MI HERMANO?
En efecto, Dios dice que “exhortarnos”, “estimularnos” y el “orad unos por otros” involucra a cada miembro de la iglesia del Señor; ésta no es una tarea solamente del predicador, es de todos, y por consiguiente, somos «guardas» los unos de los otros.
Restaurar al hermano que ha caído (Gálatas 6:1). Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
La iglesia que trabaja fuertemente por sus miembros cuando estos han caído de la gracia, con una consideración fuerte, muestra un deseo por ayudar a aquel que ha perdido el camino; tal como quisiera cada uno ser restaurado.
La iglesia necesita el sentir de Cristo, sentir la unidad; es necesario observar y meditar en la oración hecha por el mismo Señor Jesús en Juan 17:21, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Así que, si eres imitador de Cristo, debes preocuparte por tu hermano que no ha vuelto, que asiste poco o que pasa desapercibido en la reunión de iglesia.
Observa a tu alrededor, ¿Sabes el nombre de tus hermanos?, ¿Sabes dónde están?, si lo sabes, estás haciendo lo que Dios enseña; si no es así, entonces preocúpate, Dios demandará esto de ti el día final.
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