Una Introducción al hogar

abril 18, 2020

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Desde hace mucho tiempo, siempre he tenido la idea en que los seres humanos somos culpables absolutos de todo lo que ocurre, todo por querer hacer las cosas a nuestra manera, por querer imponer nuestros pensamientos y desarrollar aspectos que incluso no son de provecho para nosotros mismos.

En cierta ocasión discutía con alguien sobre sus hijos, sobre su familia, se preguntaba así mismo el porque sus hijos no eran lo que el esperaba, o su esposa, entonces me incline a preguntar, ¿Qué hizo el durante su vida, en su relación con ellos? ¿Cómo trabajó con cada uno para que fueran como el esperaba que fueran? Se quedó algo perplejo frente a mis interrogantes y empezó a excusarse del poco tiempo que le quedaba después de su trabajo, del como no había podido participar en su desarrollo y también en el descuido de su parte para con ellos, y es ahí donde el encontró su propia respuesta, así es, cada uno de nosotros tiene la respuesta del porque las cosas no salieron como se esperaba, solo que estamos como lo estaba la primera familia de la humanidad, excusándonos y acusando a  los demás de nuestros fracasos, incluso culpando las circunstancias del porque no se dieron las cosas.

El primer hombre: (Génesis 3:11-12) ​Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12. ​Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

La primera mujer: (Génesis 3:13) ​Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

Y así es como actuamos todos, culpando a los demás y culpando las circunstancias, queriendo evitar la responsabilidad directa e inmediata sobre los malos resultados de cada uno de nuestros hogares.

Dios diseño un plan, estableció un orden primario sobre todo asunto humano, de ahí que dañemos y no sigamos el procedimiento, ya es responsabilidad directa, nuestra, el resultado que se obtiene, no espere recibir guayabas cuando ha sembrado mangos, todo tiene un orden natural y divino, todo ha sido establecido y todo ha sido diseñado para que funcione de una forma y manera que dará buenos resultados a su tiempo.

Cada ser humano debe reconocer primero su incapacidad de obrar alejado del patrón, debe reconocer que necesita amoldarse al consejo de Dios:

Ya que somos hechura de Él: (Efesios 2:10) ​Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Porque incluso, después de alejarnos del camino, Él está presto a ayudarnos y a salvarnos: (Juan 3:16-17) ​Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17. ​Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Porque esta lleno de misericordia, lleno de amor para con nosotros: (Romanos 5:8) ​Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Además de todo, nos promete paz y tranquilidad espiritual, lo que cada uno busca, lo que cada uno anhela, pero que no puede obtener alejado de Dios: (Filipenses 4:7) ​Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Incluso a Moisés se le dio a elegir, el resultado depende de lo que elijamos: (Deuteronomio 11:26-28) ​He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: 27. ​la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, 28. ​y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.

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Esta entrada fue creada por:

Luis Felipe Torres

Un servidor más en la iglesia de Cristo Manizales, cristiano desde el año 1999, casado con una gran mujer, Juliana Arboleda y bendecido con 2 hermosos hijos, Maria Camila y Juan Felipe, con el deseo firme de servir a Dios con todo mi corazón y apoyar en lo que este a mi alcance o incluso más allá a muchos hermanos a nivel espiritual, emocional o mental. Un privilegio poder ser un siervo más del Señor.

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