Palabras de Afirmación

abril 18, 2020

Mark Twain dijo una vez: “puedo vivir por dos meses con un buen cumplido”. Si nosotros tomásemos esta frase de manera literal, podríamos determinar que seis buenos cumplidos, mantendrían el tanque del amor lleno entre una pareja por un año, pero es muy probable que se necesite más.

Entre esposos se debe emplear un lenguaje que edifique, que fortalezca el lazo matrimonial, el deseo de estar con mi esposo(a), que alimente constantemente a nuestro cónyuge.

El Espíritu Santo por medio de Salomón nos dice:

(Pr 18:21) La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.

Actualmente muchas parejas no consideran la importancia que tiene las palabras para afirmarnos el uno hacia el otro, nuevamente el Espíritu Santo nos confirma la necesidad de palabras de confirmación en una relación de pareja:

(Pr 12:25) La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.

Los cumplidos verbales o las palabras de aprecio son poderosos comunicadores de amor. Se expresan mejor en afirmaciones directas y sencillas tales como:

  • Te ves muy bien con ese traje.
  • ¡Siempre te ves sensacional con ese vestido!
  • Me gusta mucho que siempre este a tiempo para recogerme en el trabajo.
  • Me encanta que seas tan responsable, siempre puedo contar contigo.

¿Qué creen ustedes que sucedería con el ambiente emocional de un matrimonio si el esposo y la esposa escucharan tales palabras de afirmación con regularidad?

Miremos unos ejemplos de cómo hacemos daño con nuestras palabras, sin notar muchas veces que dichas palabras afectan nuestro desempeño en la relación matrimonial.

Si su esposo(a) saca la basura, no le digas a él “¡ya era hora de que sacaras la basura! las moscas la iban a sacar por ti”, más bien llámelo por su nombre y le expresa su agradecimiento por sacar la basura, “gracias por sacar la basura”.

En otros casos, podemos dirigirnos a nuestro cónyuge y afirmarle lo siguiente: “esposo, te agradezco tanto que pagues la cuenta de la electricidad, ya que sé que hay esposos que no lo hacen” y otras muchas más palabras de afirmación.

Ahora, no debemos confundir la adulación con doble propósito, buscando que nuestro cónyuge haga lo que nosotros deseemos, se trata más de palabras de confirmación acompañadas de amor.

Veamos lo que dice el Espíritu Santo por medio de Salomón:

(Pr 10:20) Plata escogida es la lengua del justo; Mas el corazón de los impíos es como nada. (Pr 10:21) Los labios del justo apacientan a muchos, Mas los necios mueren por falta de entendimiento.

(Pr 12:18) Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.

(Pr 15:4) La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.

(Pr 17:20) El perverso de corazón nunca hallará el bien, Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.

(Pr 21:23) El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.

(Pr 25:15) Con larga paciencia se aplaca el príncipe, Y la lengua blanda quebranta los huesos.

(Pr 26:28) La lengua falsa atormenta al que ha lastimado, Y la boca lisonjera[1] hace resbalar.

Retomando lo anterior, notemos que las palabras no sinceras afectan la estabilidad de nuestra pareja, por eso debemos cubrir cada palabra con amor verdadero, agradeciendo y sintiendo lo que estamos diciendo, ya que con nuestros gestos expresamos si sentimos o no lo que decimos.

Palabras Alentadoras

Otro dialecto que podemos emplear son las palabras alentadoras[2], aquellas que hagan fortalecer la confianza de nuestro cónyuge

Todos tenemos esferas donde nos sentimos inseguros, nos falta vigor a veces, afectando así el poder hacer cosas positivas que nos gustaría hacer. El potencial latente dentro de tu cónyuge en sus aspectos de inseguridad quizá esté a la espera de tus palabras alentadoras.

(2Ts 3:1) Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, (2Ts 3:2) y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. (2Ts 3:3) Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.

El Apóstol Pablo siempre, de manera solícita, escribe a la iglesia en Tesalónica para que oraran por él, una manera más para infundir aliento, el orar los unos por los otros.

Pocas veces nos acercamos o interesamos por las cosas que nuestro cónyuge realiza, y esto también es una muestra de apatía por sus intereses, ya que, ¿Cómo pretender infundir aliento en algo cuando no conoces lo que tu esposo(a) hace?

(He 10:24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;

A veces unas palabras alentadoras pueden provocar un cambio en nuestra pareja impresionante, podemos estimularlo a la acción, a las buenas obras, conociendo de antemano lo que él hace.

Palabras bondadosas

A veces nuestras palabras no salen con el tono de voz apropiado, es por esto qué, si vamos a comunicar nuestro de forma verbal, estas palabras deben estar sazonadas con bondad

(1Co 13:4) El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

A veces nuestras palabras dicen una cosa, pero el tono de voz dice otra. Enviamos mensajes dobles. Por lo general el mensaje se entiende por nuestro tono de voz y no por las palabras que usamos.

Miremos:

La frase “Me encantaría lavar los platos esta noche” dicha en tono gruñón no se recibirá de la misma forma a como si la dijéremos en tono de deseo de ayudar.

(Efesios 5:19) hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;

(Santiago 5:9) Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

(Juan 13:34) Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

La persona que habla quiere que su cónyuge la conozca. Está dando pasos para forjar intimidad mediante la manifestación de sus sentimientos. Está buscando oportunidad para hablar de alguna herida, a fin de hallar sanidad. Las mismas palabras expresadas en voz alta y severa no serán una expresión de amor, sino de condenación y juicio.

(Pr 15:1) La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. (Pr 15:2) La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces. (Pr 15:3) Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos. (Pr 15:4) La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. (Pr 15:5) El necio menosprecia el consejo de su padre; Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente. (Pr 15:6) En la casa del justo hay gran provisión; Pero turbación en las ganancias del impío. (Pr 15:7) La boca de los sabios esparce sabiduría; No así el corazón de los necios.

En un momento de dificultad, este consejo debe estar en nuestro corazón, comprender que, si los dos llegamos armados frente a cualquier situación, difícilmente podemos estar de acuerdo en algo, más, si nuestra actitud es la de escuchar, de ser empáticos, de entender su dolor o situación y controlarnos, podemos llegar a un acuerdo y ablandar el corazón duro.

(2P 1:6) al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;

Debemos tener siempre un pensamiento de reconciliación, un pensamiento de mejorar las cosas, eso es un amor maduro, amor al que aspiramos si deseamos un matrimonio creciente.

El amor no guarda una severa puntuación de errores, el amor no revive los fracasos pasados. Ninguno de nosotros es perfecto, en el matrimonio no hacemos siempre lo mejor ni lo que es justo. Además de todo esto, no podemos borrar el pasado, solo podemos confesarlo y aceptar que estuvo mal. Podemos pedir perdón y actuar de la mejor forma de ahí en adelante, buscando un futuro diferente y caminando hacia la perfección de Dios.

(Santiago 5:16) Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

Recordemos, el perdón es el camino hacia el amor. Las palabras negativas pasadas, de recuerdos anteriores de mal sabor, demuestran la amargura en la cual estamos y el resentimiento y venganza que llevamos dentro.

(Hechos 8:23) porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.

El perdón no es un sentimiento; es un compromiso. “Te amo. Me importas y decido perdonarte. Aun cuando mis sentimientos o heridas sigan presentes, no permitiré que lo sucedido se interponga entre nosotros. Eres mi cónyuge y juntos seguiremos de aquí en adelante” estas son palabras de afirmación.

Palabras humildes

“El amor hace peticiones, no demandas”

Cuando le exijo cosas a mi esposa, me convierto en su padre y ella en mi hija. El padre es aquel quien dice a sus hijos pequeños que deben hacer.

Les decimos a nuestros hijos que deben hacer por su falta de experiencia en muchos asuntos, sin embargo, en nuestros matrimonios somos compañeros, adultos en igualdad de condiciones. Si queremos desarrollar una relación íntima, necesitamos conocer los deseos mutuos. Si queremos amarnos el uno al otro, necesitamos conocer lo que desea la persona que nos acompaña.

  • (Sal 19:14) Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
  • (Sal 25:8) Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. (Sal 25:9) Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.
  • (Job 5:11) Que pone a los humildes en altura, Y a los enlutados levanta a seguridad;
  • (Sal 147:6) Jehová exalta a los humildes, Y humilla a los impíos hasta la tierra.
  • (Romanos 12:16) Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
  • (Santiago 4:6) Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
  • (1P 5:5) Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.

Podemos dar a conocer nuestras necesidades, manifestar a nuestra pareja lo que deseamos, de manera humilde, miremos:

  • Me encanta la pasta con pollo, recuerdas que un día la comimos juntos en tal lugar.
  • Que bellas son las flores rojas, me encanta tenerlas en mi mesa para admirarlas.
  • ¿Crees que podrías limpiar la tubería esta semana?
  • ¿Podríamos este domingo prepara ese pollo que tanto me encanta?

Una petición presenta el elemento de la decisión. Quizá tu pareja decida aceptar tu petición o negarla, porque el amor siempre es una decisión. Esto es lo que lo hace significativo. El conocimiento de que mi esposa o esposo(a)me ama lo suficiente como para aceptar una de mis peticiones me comunica de manera emocional que se preocupa por mí, me respeta, me admira y desea hacer algo que me agrade.

Mas maneras de afirmar

Podemos encontrar muchas formas de afirmar, de reforzar nuestra relación a través del lenguaje mismo.

Vamos a mirar, por ejemplo, cómo reforzar nuestra relación a través de la comunicación.

Podemos usar palabras indirectas de afirmación, es decir, decir cosas de tu cónyuge cuando ella no esté presente. En cualquier momento tu cónyuge se enterará de que lo hiciste y estará más convencido(a) de que le amas.

Ejercicio: en un pequeño trozo de papel, vas a escribir una lista de cosas que deseas expresar de manera verbal que te gustan de tu esposo(a).

Se ubican frente a frente y se leen la lista, el esposo(a)toma la lista de la esposa y viceversa.

Se abrazan y confirman lo dicho.

Conclusión

Usa siempre palabras de afirmación para con tu cónyuge, no permitas que Satanás destruya tu matrimonio.

(1P 5:8) Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;


[1] Lisonja: (Del prov. lauzenja). 1. f. Alabanza afectada, para ganar la voluntad de alguien.

[2] Alentar: 1. tr. Animar, infundir aliento o esfuerzo, dar vigor. U. t. c. prnl.

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Esta entrada fue creada por:

Luis Felipe Torres

Un servidor más en la iglesia de Cristo Manizales, cristiano desde el año 1999, casado con una gran mujer, Juliana Arboleda y bendecido con 2 hermosos hijos, Maria Camila y Juan Felipe, con el deseo firme de servir a Dios con todo mi corazón y apoyar en lo que este a mi alcance o incluso más allá a muchos hermanos a nivel espiritual, emocional o mental. Un privilegio poder ser un siervo más del Señor.

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