(Eclesiastés 9:9) Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
Cuando conocimos a nuestros cónyuges, en la etapa de noviazgo, el amor y la emoción eran fuertes, teníamos un deseo constante de querer estar con nuestra pareja en cada momento, de compartir y buscar sus palabras diarias; pero en el matrimonio, el amor debe madurar más, debe decidir constantemente. Como personas, tenemos la tendencia a cansarnos de las rutinas; por eso, es importante que cada día decidas hacer algo diferente con tu cónyuge; invítal@ a un lugar donde puedan conversar y dedicarse tiempo de calidad, donde puedan disfrutar el uno del otro sin los distractores constantes de la vida, como por ejemplo, colocando el celular en modo avión y prestando mucha atención a todo lo que se comunican el uno y el otro.
Las relaciones se derrumban cuando no se dan tiempo de calidad. En todo mi proceso de consejería, puedo decirles que he conocido una necesidad muy sentida en las mujeres, una necesidad constante de atención por parte de sus esposos; pregúntate: ¿Dedico tiempo a diario para saber que está sucediendo con mi esposa o esposo?
La esposa: «Como el manzano entre los árboles del bosque, así es mi amado entre los jóvenes. A su sombra placentera me he sentado, y su fruto es dulce a mi paladar. Él me ha traído a la sala del banquete, y su estandarte sobre mí es el amor» (Cantar de los Cantares 2:3-4).
El esposo: «Levántate amada mía, hermosa mía, y ven conmigo. Paloma mía, en las grietas de la peña, en lo secreto de senda escarpada, déjame ver tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y precioso tu semblante» (Cantar de los Cantares 2:13- 14)
Dejen a un lado sus múltiples ocupaciones y pasen tiempo de calidad, ¡ojo! no frente a un televisor o celular, si hacen esto, dedicarían tiempo de calidad a estos aparatos y no a sus cónyuges.
Un servidor en Cristo; L. Felipe Torres M.
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