(1 Corintios 13:7) Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Al hablar de protección llegamos a pensar que el cónyuge debe estar vigilando de noche para evitar que alguien se introduzca en el hogar y robe los bienes materiales; pero realmente lo que veremos en este reto es lo que Dios espera de cada cónyuge, en cuanto a la forma en que protege a su pareja. Protegerl@ de las cosas más triviales como la televisión excesiva, el juego de azar, los vicios y la pornografía; ésta última alimenta un estereotipo mental, que sumerge al afectado en un cambio de la percepción que se tiene del cónyuge y al aprecio de su real belleza, en constante cambio; se trata, además, de protegerl@ de las malas amistades y de los malos hábitos, que no traen ningún beneficio al hogar sino la destrucción de éste.
Cada cónyuge en el hogar debiera andar armado espiritualmente; tener puesta su armadura y salir a pelear esta batalla, con la mentalidad de ganar la guerra y rescatar a su cónyuge de estas garras, tan fuertes, que toman posesión de él o ella.
Dios ha trabajado desde tiempos remotos en protegernos, en evitar que caigamos en las manos equivocadas; sin embargo, somos débiles y permitimos que los afanes y ansiedades de esta vida supriman lo poco de Dios que hay en nuestros corazones.
(Ezequiel 34:8) Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
Dios es claro al hablarnos de los peligros diarios, de las situaciones que puede vivir nuestro cónyuge; miremos lo que hace Dios frente a esta situación de peligro:
(Ezequiel 34:11) Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.
Él mismo ha salido, Él mismo ha dado la batalla por nosotros, dándonos ejemplo de cómo debemos nosotros ser con nuestro cónyuge.
Esposa: tienes la función de protectora de tu matrimonio. Debes guardar tu corazón y no dejar que se aleje con la fantasía que presentan las novelas, las revistas y otras formas de entretenimiento las cuales empañan tu percepción de la realidad y le imponen expectativas injustas a tu esposo. En cambio, debes hacer tu parte para ayudarlo a sentirse fuerte, mientras evitas las fantasías televisivas que alejan tu corazón de tu familia. «La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba» (Proverbios 14:1).
Esposo: Eres la cabeza de tu hogar. Eres el responsable ante Dios de proteger la puerta y mantenerte firme contra cualquier evento o situación que amenace a tu esposa o a tu matrimonio. No es una tarea insignificante. Requiere un corazón valiente y una mente de acción preventiva. Jesús dijo: «Si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa» (Mateo 24:43). Este es tu papel. Tómalo en serio.
Ese es el reto, cumplan el papel para el cual Dios los ha creado y llamado.
Un servidor en Cristo; L. Felipe Torres M.
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